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Vijasemadasha

Capitulo 1

Actualizado: 28 abr 2020


Con apenas levantarme de la cama mi celular comenzó a vibrar, me pegué la almohada a la cabeza, anoche me había acostado tarde investigando sobre el caso de una masacre ocurrida hace unos pocos años, estaba ansioso por mostrárselo a mi jefe, solo necesitaba el visto bueno de él para comenzar a hacer mi trabajo de campo. Me estiré y salí de la cama, estaba ansioso, hoy sería un buen día, me duché y salí al trabajo sin siquiera desayunar. Durante el trayecto al canal donde laboraba me puse a pensar en qué estaba haciendo con mi vida, amaba el reportaje pero ya tenía veintisiete años y no había conseguido nada de lo que soñaba, solo tenía un aparta-estudio y un trabajo con salario fijo... No era mi sueño, pero no tenía una mala vida. Me volví a subir los ánimos al llegar. Con mis archivos de investigación bajo mi brazo busqué a mi jefe, estaba ocupado como todas las mañanas, sonreí y me dio unos minutos de su preciado tiempo: —Buen día, tienes tres minutos —volvió su vista al computador—. Mas te vale que sea algo bueno. —Lo es —entré en su oficina y le hablé desde una distancia considerable—, pues me puse a buscar y noté que hay un caso que no hemos investigado y la verdad es una tragedia que debe ser reconocida. —volvió su mirada hacia mi—. La masacre de Navarro. —Tienes reunión en cinco —entró la secretaría sin previo aviso. —Ok, gracias. —organizó unos papales de su escritorio—. Juan, si dices que debe ser reconocida, pues hazlo, siempre haces buenos reportajes, no espero menos de ti. Ansioso por lo dicho por mi jefe fui corriendo devuelta a mi casa y organicé mi equipaje tan rápido como pude, con el visto bueno de él ya tenía el pase libre para indagar sobre ese caso, el canal me daría los recursos necesarios para mi estancia, fui a la terminal de buses. Esto estaba a punto de iniciar, sonreí para mi mismo. Una vez sentado en el bus no me di el tiempo de descansar, en mi celular volví a leer e investigar sobre Navarro pero el bus iba muy rápido y mi vista se cansaba, mi cuerpo cedió y me eché una siesta. Para mi habían sido unos pocos minutos, pero al abrir los ojos de nuevo vi que el bus estaba casi vacío, al parecer todos los demás pasajeros planeaban ir a otros pueblos mas cercanos. Al cabo de unos minutos comencé a saltar sobre mi asiento, al parecer la carretera no estaba pavimentada, me erguí sobre el espaldar y mi columna traqueó. Por primera vez desde que me subí al bus volteé la vista hacía la ventana, el paisaje era mas que hermoso, montañas de todos los tonos de verde se llevaban mi atención, flores de colores que jamás había visto en mi ciudad eran dueñas de los alrededores del camino, mariposas jugueteaban felices con los pétalos, el viento desprendía un olor a frescura, a pesar del camino rocoso y fúnebre el pasto parecía hablarle con dulzura a la carretera con cada roce que recibía de los vehículos, la naturaleza se movía libre dándome la bienvenida a Navarro. Chequé mi GPS, ya estaba cerca de llegar, el sol se reflejaba justo en un letrero al lado de la carretera, mientras el autobús avanzaba más claro se veía: "Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca. Apocalipsis 1:3" Fruncí el ceño, volví a leer el pasaje bíblico escrito en tinta roja; pensé que sería agradable pasar mi estancia en un pueblo religioso. El conductor me indicó que ya debía bajarme, el letrero me había dejado pensativo y me bajé del bus desorientado aun sabiendo que estaba esperando llegar a este destino. Escuché un jeep estacionarse mientras el bus que me había dejado allí se iba, miré mi celular en busca de un hostal ya que mi jefe no me había mandando el nombre de ninguno, sentí unos pasos acercarse, alcé mi vista. —¿Perdido? —era un señor vestido de blanco y negro, su expresión parecía ser de un tipo simpático, no tenía equipaje, le iba a preguntar si era un habitante natal del pueblo, pero no me dio tiempo —¿Sabes dónde quedarte? —No... —sonreí levemente —, si me siento un poco perdido... —Conozco un hostal cerca al centro del pueblo. ¿Te guío? —me miró fijamente. —Por favor. —dije comenzando a caminar con él. Caminamos en silencio , el sonido de nuestro pasos retumbaba en mis oídos, el viento sopló y la brisa acarició mi rostro; de lejos y de cerca Navarro desprendía una presencia especial. Una paloma voló en frente de nosotros, sonreí al ver sus alas contrastar con el cielo azul del medio día. —Te está dando la bienvenida. —me dijo el señor que me estaba guiando. —Eso parece —respondí con gracia aunque la expresión de él estaba seria. —Es aquí. —me tocó el hombro—. Nos veremos luego. Sin darme el tiempo de responder ya estaba solo en frente de la entrada del hostal con fachada colonial de madera pintada. Al entrar observé a una hermosa y peculiar mujer en la recepción, tenía la vista perdida. —Llegaste —me dijo sin verme. —Ammm... Así es. —me rasqué la nuca— ¿Tiene un cuarto disponible? Seguía con la mirada perdida y su silencio me comenzaba a incomodar. Parpadeó cansada y se puso a buscar algo en la parte de abajo de la mesa de la recepción, me entregó las llaves de la habitación. —Gracias —mientras le recibía las llaves noté que tenía un accesorio en el cuello—. Lindo crucifijo —dije con el intento de parecer amigable. Frunció el ceño confundida, se miró la cadena que colgaba de su cuello. — Ah... —fue lo único que dijo. Traté de ignorar su comportamiento, entré en el pequeño cuarto, organicé mis cosas y me senté en una pequeña mesa de madera justo en frente de una ventana oxidada que divisaba el hermoso pueblo, hermoso y solitario... Me quedé unos segundos mirando fijamente en la ventana y nada, ninguna persona había pasado y ya era más de medio día, me dio una sensación agridulce, sentí un frío recorrer mi espalda hasta que por fin vi pasar a un joven vestido de pies a cabeza de blanco; "quizás así sean todos los pueblos por estos lados" pensé. Prendí mi computador y comencé a redactar los hechos principales del caso en cuestión: La masacre tomó lugar en Antioquia, Colombia dentro de un pequeño pueblo conocido como Navarro, este trágico hecho fue ocasionado por una bomba que estalló en la iglesia central y dejó a 100 muertos sin piedad alguna; las motivaciones que llevaron a realizar este suceso aun son desconocidas, pero se dice que los responsables fueron grupos armados al margen de la ley. Apagué el computador, necesitaba ir al lugar de la masacre. El pueblo no era muy grande así que fui caminando, me despedí de la mujer que atendía aunque ella solo me siguió con la mirada hasta que dejé el hostal, caminé y seguí caminando mientras seguía la ruta con mi celular, en el trayecto aproveché para tomar algunas fotos. Me entristecía pensar en lo ocurrido, un pueblo lleno de belleza e inocencia no se merecía esto. Miré la foto en mi celular y luego miré donde estaba parado, empalidecí y con mis manos temblorosas tomé una foto, respiré profundo pensando que era mi trabajo, meramente investigativo, necesitaba calmar mis emociones. Entré a la iglesia lentamente y alcancé a ver una pareja de jóvenes en el otro extremo, estaban arrodillados, creí que era un buen momento para capturarlo en una fotografía, apenas capturé el momento la pareja se había ido, caminé hacía donde estaban y me arrodillé con cuidado de no hacerme daño, había un dibujo, era una cruz. Quizás era un acto que estaban haciendo para honrar a las víctimas, me apoyé sobre mis rodillas para volverme a parar, de nuevo comencé a sentir el frío recorriendo mi espalda, miré cada una de las partes que aun quedaban de la iglesia, todas y cada una de ellas estaban llenas de símbolos extraños. Decidí que era suficiente por hoy, era el primer día y con solo ver eso ya estaba creando locas conspiraciones en mi cabeza, tenía que haber desayunado. Salí de la iglesia central y volví a caminar hasta encontrar un restaurante, no tardé mucho en ver uno, estaba casi vacío, me senté en una esquina y pedí un desayuno a las dos de la tarde, el mesero me miró extrañado con la mirada perdida, y yo lo miré reflexivo. —Todos por aquí son muy religioso, ¿eh? —traté de parecer tranquilo pero se quedó en silencio y eso no me ayudaba—. Tienes un crucifijo —señalé con mi barbilla. —Ya le traigo el desayuno. La gente de este pueblo se comunicaba de forma extraña, traté de organizar mis pensamientos mientras me traían la comida. Ya estaba poniendo algunas fotos que acababa de tomar en la iglesia, escribí un poco más pero una presencia atrás mio me detuvo. Miré sobre mi hombro, era el mesero con mi desayuno. —Fue una gran tragedia —me dijo por primera vez con tono neutral. —Sí, estoy investigando —me miró confundido—. Soy periodista. —seguí diciendo como si esa fuera la respuesta a su confusión. —Ya no hay mas tragedias, tranquilo, no tienes por qué investigar algo del pasado. —dijo mientras dejaba mi desayuno en la mesa y su vista se iba a las fotos de los símbolos, me sonrió mientras tocaba mi hombro. —Ya hay una salvación para este mundo y es la Puerta del Edén. ¿Puerta del Edén? Parecía ser algo importante. Quería saber más pero el hombre no parecía tener interés en hablar mas conmigo, se estaba yendo a la cocina.




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