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ABRIL 30
“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras jamás pasarán”
Mateo 24:35
Estaba vivo, sobreviví.
Sobreviví…¿por qué?
No podía dejar de darle vueltas al asunto. Había una razón, no era un evento al azar. El pasaje bíblico regresaba a mi mente. Tenía algo que ver, cierto? Tenía que ser así. Los planes de Dios eran perfectos, no debía dudar de eso.
Recordaba las noches sin dormir, pensando, analizando. Había leído una y otra vez el pasaje, había más, yo sabía que había más. Terminé leyendo la Biblia completamente. Cada versículo, cada línea, todo le decía que su vida era más importante, no era un simple pueblerino sin más. Sólo tenía que pensarlo un poco más.
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