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MAYO 25
“Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca”
Apocalipsis 1:3
Cada día lo veía con más claridad.
El final se acercaba, el mundo estaba lleno de débiles impuros. Las fatalidades llenaban la cotidianidad: enfermedades, violencia, corrupción, muerte. Dios quería salvar a sus fieles, y mi deber era salvar a los más fuertes. Estaba completamente decidido, iba a ayudar a estas personas a alcanzar el verdadero paraíso. Todos necesitamos vivir en Dios, pero sólo los indicados podrán tener vida eterna. Me aseguraré de eso.
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